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Lunes 22 de Diciembre de 2025

La perspectiva de genero bien empleada es necesaria, pero cuando se utiliza de manera maliciosa, destroza familias enteras

La desgarradora historia de Cristian Irasusta, un padre que lo unico que quiere es volver a ver a sus hijos

Hace unos dias Cristian Irasusta llego a la redaccion de Diario Identidad con una historia que estremece y que lamentablement, se repite en distintos puntos del pais.

15 de Diciembre de 2025

Un papá separado de sus hijos desde hace mucho tiempo: la historia de Cristian Irazusta y una lucha que duele en silencio

Hace unos días, Cristian Irazusta llegó a la redacción de Diario Identidad con una historia que estremece y que, lamentablemente, se repite en distintos puntos del país. Tiene 45 años, nació y se crio en Coronel Dorrego, provincia de Buenos Aires, un pueblo que aún conserva cierta calma de comunidad chica, donde todos se conocen. Allí formó su familia, allí nacieron sus dos hijos varones, hoy el motor de su vida y, al mismo tiempo, su mayor ausencia.

Cristian fue padre por primera vez hace catorce años y volvió a serlo tres años después. Durante más de una década compartió su vida con la madre de sus hijos, hasta que, a fines de 2020, luego de intentar sostener la relación, ambos decidieron separarse de común acuerdo. Lo que nunca imaginó fue que esa decisión marcaría el comienzo de un calvario que, hasta hoy, no encuentra respuesta.

Según relata, tras la separación llegó la primera denuncia por violencia de género. A esa le siguieron otras catorce, presentadas de manera consecutiva, con apenas días de diferencia entre una y otra. Algunas fueron de carácter penal, incluso una por abuso. Todas, afirma, fueron desestimadas por la Justicia. “Acá todos me conocen”, cuenta, y remarca que esa realidad local permitió que las acusaciones no prosperaran. Sin embargo, el daño ya estaba hecho.

Durante 2021 y 2022, Cristian pudo seguir viendo a sus hijos, aunque bajo condiciones que describe como arbitrarias y desgastantes. Todo debía resolverse según las decisiones de la madre, aceptando exigencias, cambios de último momento y acuerdos que nunca se cumplían. Existía un régimen provisorio fijado por el juzgado local, que él asegura haber respetado de manera estricta, aun cuando eso implicara ver a sus hijos apenas “de a ratitos”.

Enero de 2023 marcó un quiebre definitivo. Una nueva denuncia derivó en la decisión judicial que, hasta hoy, le impide cualquier tipo de contacto con sus hijos. Fue la última vez que los vio. Cristian señala directamente a la jueza Juliana Lucenti como responsable de haber habilitado el impedimento de contacto, una medida que considera inconstitucional y violatoria de derechos básicos. Desde entonces, asegura, el sistema judicial eligió mirar para otro lado.

“El dolor se volvió mi compañera de vida”, confiesa. Meses de angustia, silencio y desesperación lo llevaron a tocar fondo. Pero también, con el tiempo, a transformar ese dolor en una forma de resistencia. En ese camino conoció otras historias similares a la suya, padres y abuelos atravesados por la misma imposibilidad de ver a sus hijos o nietos. Historias que no siempre llegan a los medios ni a la agenda pública.

A partir de esa experiencia nació la Fundación PUENTES, que hoy preside. La creó, explica, para ayudarse a sí mismo y, sobre todo, para ayudar a otros. La fundación acompaña, escucha y asiste a padres y abuelos que atraviesan situaciones de falsas denuncias, alienación parental y obstrucción de vínculos. Trabajan de manera articulada con profesionales del derecho y peritos psicólogos, seleccionados según cada caso, con un enfoque responsable y respetuoso. Todo el acompañamiento se brinda de manera gratuita y ad honorem.

Uno de los pilares del trabajo es un grupo de WhatsApp activo las 24 horas, donde cada persona puede hablar, desahogarse y compartir su historia. También organizan encuentros virtuales, capacitaciones, congresos y conversatorios, con el objetivo de brindar herramientas y generar conciencia sobre una problemática que, según Cristian, destruye vidas enteras.

Para él, impedir el vínculo entre padres e hijos no es un daño colateral, sino un crimen profundo. Habla de identidad, de derechos vulnerados, de niños privados de crecer con ambos progenitores y de familias enteras quebradas. “Te arrebata la vida”, resume, sin dramatizar, pero con una convicción que se siente en cada palabra.

La historia de Cristian Irazusta no es un caso aislado. Es el reflejo de una realidad que muchos atraviesan en silencio, sin micrófonos ni titulares. Hoy, desde su lugar y con la herida abierta de no ver a sus hijos desde hace mucho tiempo, decidió alzar la voz. No solo para contar su historia, sino para que otras no sigan repitiéndose en la sombra.

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